viernes, 26 de abril de 2019

Cuando congelamos el tiempo por amor a otros y nos olvidamos de nuestra propia existencia



A veces sin querer caemos en el juego de las apariencias donde queremos simular una realidad perfecta, inocua e incluso me atrevería a decir de ensueño para el mundo que nos rodea con el propósito de molestar lo menos posible y así, no generar conflictos, dolor o cualquier cosa que altere el hábitat perfectamente calibrado por nosotros mismos.
¿Les parece que hablo en chino? Pues a mí  a veces sí, caigo en el juego de hablar complicado para que crean que soy intelectual. Bah, estoy lejos de serlo, de verdad. Esto es otra muestra de que vivimos manteniendo paripés para evitar el rechazo o simplemente, encajar en un mundo en el que parecemos marcianos.

Una muestra más simple de lo que hablo, es la película Goodbye, Lenin, en ella Alexander hace todo lo posible por crear un universo en el que su madre sienta que la utopía del socialismo es posible. Después de despertar de un coma de ocho meses en la que la vida a pasado: caída del muro de Berlín y reunificación alemana incluida, Alex toma la decisión de “detener el tiempo en su pequeña república” haciendo más llevaderos los últimos días de su madre.

Lo que me llevó a cuestionarme ¿Cuántas veces he caído en el juego de hacer como si nada ha pasado? O tantas otras en las que hecho para los demás una existencia cómoda libre de inconvenientes e incomodidades. Esto incluso dejando mi vida de lado. La respuesta llegó como un balde de agua fría a mi cabeza: Siempre.

Al igual que Alex muchas veces vivimos en función de que todos a nuestro alrededor estén bien. Sobrecargándonos de mochilas que no nos corresponde llevar, viendo la vida pasar, perdiendo oportunidades y viviendo a medias. Con la esperanza de que algún día sí podremos vivir esa vida que soñamos.  ¿El problema? Es que ese soñado día D no va a llegar a menos que dejes caer esos mundos que por miedo a los confiictos construiste, donde te pasaste la vida, como decimos acá, tapando hoyos que ni siquiera hiciste. Porque créeme puede que hoy estés para todos y cuando tú lo necesites simplemente el mundo y sus habitantes brillen por su ausencia.

No hablo de movernos al otro extremo, del egoismo. Hablo de poner límites de decir basta, de poner un hasta aquí. De dejar de ver la vida pasar y solucionarle la vida a quienes quieres por amor. Hablo de experimentar la vida en nuestra propia piel, de no callar, de hacer lo que siempre quisimos sin miedo a lo que digan los demás. De volver a los dos años y repetir hasta el hartazgo ese “no” que tanto nos encantaba.

Porque en ese afán proteccionista no sólo estás desgastándote sino también, demuestras la poca confianza que tienes en los tuyos, porque cada quien debe recorrer ese camino que llaman vida por sí solo con todo lo que eso conlleva.

No tengas miedo a dejar que ese mundo idílico y cómodo se caiga, nada malo va a pasar. Todos tenemos que aprender a armarnos de nuevo.  Deja que se enojen, que lloren y pataleen. Quizá cuando comiences a decir los no te tildarán de un ser malévolo y egoísta. Sin embargo,en paralelo comenzarán a nacer todos esos sí que por amor a otros y egoísmo hacía ti te negaste.


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domingo, 21 de abril de 2019

Los hados padrinos están dentro de nosotros




Cuando abro Netflix busco inmediatamente Queer Eye y a los Fabulosos 5, porque desde tiempos inmemoriales hemos querido, gracias al cuento de La Cenicienta, que un hada madrina venga y nos auxilie. Haciendo que nuestra vida se aleje de lo ordinario y rutinario y se transforme en elegante y fuera de lo común.

El argumento es que cinco hombres gays van al rescate de hombres y mujeres que en su comunidad son considerados héroes, porque han sido capaces de dar todo por ayudar, olvidándose muchas veces de sí mismos. En cada episodio eres espectador de un profundo proceso de transformación, que va más allá del cambio de ropa y peinado, sino de una toma de conciencia de quién soy y lo que quiero.

Cada uno de los cinco hados padrinos tiene una tarea fundamental,que muchas veces va más allá de su oficio o profesión. Jonathan es quien se ocupa del estilismo y el maquillaje de cada héroe o heroína, mientras los peina o maquilla siempre destaca lo hermosos que son y muchas veces bromea con ellos. El súper poder de Jonathan es la aceptación; desde que lo vi por primera vez supe que jamás se sentiría avergonzado por ser quién es o por como viste o peina. Es un hermoso hombre empoderado en un par de tacones y vestido.

Tan por su parte, es quien ayuda a los héroes a encontrar las prendas que les siente bien, sin importar la figura que lleve las piezas de ropa. Tan ha demostrado que las reglas están para romperlas, muchas veces a demostrado que las convenciones son solo prejuicios. Cada vez que viste a un participante los inviste de confianza y seguridad en sí mismos, ese es su súper poder.

Bobby es quien se encarga de remodelar las casas de los participantes, un observador y detallista nato, Generalmente, no hace partícipe a sus dueños en la remodelación, pero cuando necesita reafirmar el autoestima de quienes viven en ese espacio o les quiere dar una lección respecto a la administración de los espacios, les da tareas significativas que develen ese sentido de pertenencia. Bobby es sin duda quien demuestra que no basta solo con remodelar una casa, sino también remodelar nuestra mente desterrando pensamientos negativos.

Antoni es quien personifica la frase: “Pancita llena, corazón contento” un chef que muestra que la comida es el puente para conectarse con otros, es alrededor de una mesa en que se sanan relaciones, se manifiesta el afecto. Antoni enseña a esos héroes es que agasajar a otros es demostrar cariño a otros y a sí mismos cuando somos capaces de cocinar un plato desde cero aunque sea una brusquetta o un estofado.

El último de los fabulosos cinco, y no por eso menos importante es Karamo quien tiene el rol de coaching, en muchos casos ayuda a los participantes a enfrentar sus miedos, sus realidades por medio de ejercicios simples, como escalar un muro, jugar paintball o simplemente mirarse en frente de un espejo. Karamo guía a los héroes por el camino de la aceptación y el amor propio, Muchas veces caes en cuenta de lo egoísta que eres contigo.

Por eso y por muchas razones más muchos soñamos con la llegada de estos cinco hados padrinos y nos solucionen la vida. A partir de este reglón sé que me odiarán: Eso no va a pasar, pero no te desanimes en cada episidio podrás identificarte y te verás como cuando lo haces frente al espejo

¿Qué hago, entonces? Conviértete en tu propio hado padrino o hada madrina, mira dentro de ti y explora tu mundo interior. Te darás cuenta que no necesitas buscar afuera lo que ya está dentro de ti, Y si a veces no eres capaz de ver, tus amigos podrán convertirse en un Karamo o un Jonathan si lo necesitas.  El autoconocimiento es un viaje que a veces nos va a enfrentar a nuestras sombras y cicatrices, con las que tenemos que aprender a lidiar. Porque es gracias a ellas que nos hemos convertido en quienes somos hoy.

jueves, 4 de abril de 2019

Lista de espera

Hace ya cuatro meses postulé a un programa de magíster que en ese momento creí me gustaba,entrando así en una vorágine de papeles, requisitos, cartas de recomendación, calificaciones, certificados y mil cosas más. Entusiasmada acepté tomar el riesgo, pues creía que había pasado el tiempo suficiente, además de labrar el camino que me condujese a ese lugar; publicando papers, asistiendo a congresos como ponente para así ganar confianza en mis capacidades como investigadora. 
Así en enero de este año apliqué para ganar un cupo como estudiante de posgrado en una universidad prestigiosa en el área en la que trabajo desde hace ya cuatro años. 
¿El problema?  Los cuatro meses que tardaron en darme una respuesta.
Básicamente mi cabeza era un hervidero: en una primera etapa todo era una nube de ilusión y expectativas en la que me di el tiempo de planear dónde y cómo vivir ( todo esto suponiendo que me admitían el el programa y que además ganaba una beca completa que cubría más allá de mis necesidades), en una segunda etapa comencé a desesperarme, a dejar que la ansiedad me superara dejando el espacio para la duda y los miedos; que cada día alimentaba más gracias a la incertidumbre y al ocio, este estado me mantuvo en inactividad durante todas las vacaciones, por lo que no hacía otra cosa que pensar en los escenarios posibles; los que me llevaban desde el sí hasta el más rotundo de los no. 
Todo mi círculo cercano me decía: Suéltalo déjalo ir, ya nada puedes hacer. Yo en mi mente desesperada respondía; díganme cómo carajo se hace eso porque en serio lo intento, pero no me sale. Así fue hasta el penúltimo día, que por cuestiones fr diferencia horaria, me dio los resultados. 
Y ahí estaban esas tres palabras LISTA DE ESPERA. En ese momento todo pareció desvanecerse por un segundo mientras intentaba permanecer inmutable, porque el sueño ya no podía convertirse en realidad. 
Me sentí decepcionada de mí, de todo el esfuerzo y dije: Listo, ya fue. Tuve que permanecer tranquila hasta salir del lugar en el que me encontraba para poder digerir lo que pasó. Así que aproveché todo el camino de vuelta para analizar lo que pasaba de ahí en adelante, tenía ya bastantes cosas en claro.

Quería salir de mi casa y esa era una oportunidad “perfecta”
No era el programa que me apasionaba, si bien llevo años trabajando en ello. No es algo que me mueva, si era sincera había muchas posibilidades de fracasar si ganaba una vacante, pues los programas eran exigentes y no estaba a un nivel aceptable.
Si bien me dolió la respuesta, supe que no me afectó tanto como creía porque en el fondo sabía que todo este tiempo me había convencido de hacer lo que se supone se espera que haga y no lo que realmente quisiera. 

En conclusión, el mundo no se acabó y al instante supe que el año que viene lo volvería a intentar corrigiendo los errores que había cometido en esta ocasión, pero esta vez en el programa que realmente quiero. 
Ahora solo queda vivir el proceso; replantearse el camino, planificar y proyectar bien lo que quiero y lo que no, Antes de actuar por las razones equivocadas. 


Cuando congelamos el tiempo por amor a otros y nos olvidamos de nuestra propia existencia

A veces sin querer caemos en el juego de las apariencias donde queremos simular una realidad perfecta, inocua e incluso me atrevería a d...